Lo que no se comunica no existe

7 May, 2013

El poder curativo de las palabras

Si quieres empezar a encontrarte mejor, escribe una carta a tu propio cerebro. Elige cuidadosamente tus palabras y el mensaje que vas a transmitirte. No es broma, ni magia. Sencillamente es ciencia, probada en diferentes estudios que confirma el efecto que nuestros pensamientos –pensamos con palabras- tienen en nuestra vida, partiendo de que el cerebro […]

Si quieres empezar a encontrarte mejor, escribe una carta a tu propio cerebro. Elige cuidadosamente tus palabras y el mensaje que vas a transmitirte. No es broma, ni magia. Sencillamente es ciencia, probada en diferentes estudios que confirma el efecto que nuestros pensamientos –pensamos con palabras- tienen en nuestra vida, partiendo de que el cerebro no distingue entre realidad y ficción. Hace muchos años, allá por 1998,  leí una gran entrevista en la sección La Contra del periódico La Vanguardia a Lair Ribeiro (atesoro muchos recortes, mucho papel). Me impresionó y, dedicándome a la comunicación, he podido ir comprobando cuánta razón tiene y que no se trata de charlatanería barata. Guardo ese recorte como si fuera oro, subrayado, y, de vez en cuando, lo releo, e intento llevarlo a la práctica, porque no, no es fácil.

El poder curativo de las palabras. Nuestra realidad se crea primero en el pensamiento y luego en el mundo físico. En gestión de comunicación de crisis y en comunicación en general, se aconseja siempre que cuando algo no quieres que se sepa, ¡ni lo pienses!.

Estoy convencida del poder curativo y transformador de las palabras, de ahí que debemos dar más importancia a cómo las empleamos y qué es lo que buscamos al proyectarlas en nuestro interlocutor. Generamos monólogos internos con nuestros pensamientos, cuyo efecto está directamente ligado a nosotros mismos. Nuestros pensamientos son causa en una medida muy importante de nuestros logros y limitaciones. Y generamos conversaciones externas, cuyo efecto es doble: tanto hacia el receptor al que queremos llegar y con el que queremos interactuar, y con el que por extensión impactamos en la sociedad, como en nosotros mismos, por la sinergia de todo el proceso.

Las palabras no son inofensivas, neutrales, ni se las lleva el viento: siempre tienen un efecto, y, atención, en gran medida éste suele escapar a nuestro poder de acción. Es decir, está relacionado con dos aspectos: la interpretación/filtro que hace el interlocutor de ello y nuestra comunicación no verbal. Asusta saber que, por ejemplo, según los estudios del antropólogo Albert Mehrabian ¡un 93/%, sí, repito, un 93% de lo que nosotros transmitimos cuando hablamos no tiene nada que ver con la comunicación verbal!

Todo ello implica que debemos prestar más atención a qué decimos y cómo lo decimos. La mayoría de las veces estamos en modo piloto automático, y no somos conscientes de ello, pero las palabras siguen ejercitando su poder e influjo en nuestra persona. Inteligencia, cerebro y comunicación tienen una estrecha vinculación, más aún desde que se sabe de la plasticidad de nuestro cerebro, que, en realidad, cambia según cambiamos nuestros pensamientos.

Lo más inteligente es ser proactivo en esto de comunicar, y hacerlo, en primer lugar, hacia nosotros mismos. Nuestra realidad se crea primero en el pensamiento y luego en el mundo físico.  En gestión de comunicación de crisis  y en comunicación en general, se aconseja siempre que cuando algo no quieres que se sepa, ¡ni lo pienses!. Y está ligado a algo que no es tampoco magia, sino ciencia: el poder de la atracción.

En consecuencia, mi consejo-estrategia, si quieres empezar a mejorar tu comunicación y, por extensión, el resto de facetas de tu vida, empieza por hablarte mejor a ti mismo, muchas veces nosotros mismos somos nuestro peor enemigo al mandarnos mensajes, decirnos cosas, que lejos de ayudarnos nos restan autoconfianza y energía. Párate, piensa y benefíciate del hecho de la plasticidad del cerebro y los avances que la neurociencia cognitiva han puesto al descubierto, como son la existencia de neuronas espejo.

Todo lo que hacemos y/o decimos influye en nosotros y en los demás; y, es de lógica, que debe de existir una concordancia entre el pensar-decir-hacer. Así que: reúnete contigo mismo y escríbete una carta (sí, con papel y boli), estás invirtiendo en ti, y el hecho de ponerlo por escrito ya te está cambiando la vida (aunque no te lo creas) porque subconscientemente nos ayuda a crear imágenes mentales claras de lo que queremos y nos proponemos. Y esto sólo depende de nosotros mismos. ¿A qué esperas?

La importancia de nuestros pensamientos en la comunicación y el desarrollo personal. Natalia Sara explica el poder de las palabras y aprender a mejorar nuestras habilidades de comunicación, algo muy importante en comunicación en crisis

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Comentarios

2 respuestas a “El poder curativo de las palabras”

  1. […] gustaría. ¿Cómo evitarlo? ¿Qué hacer para no caer en la inercia del autobloqueo? En este post (aquí) ya abordé en parte el tema (el poder curativo de las palabras), pero ahora lo enfoco desde otro […]

  2. […] mejor, a concentrarte y a ser más creativo al activarse tu hemisferio izquierdo, ya lo recomendé en este post) y dedícate 30 minutos. Serán 30 minutos bien […]

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