Algoritmos, motores de búsqueda, canales digitales y redes sociales modifican y condicionan el acceso real a la información, nuestra respuesta y conocimiento
La gestión de riesgos y crisis en este nuevo escenario implica actuar en comunicación en estas vías para poder influir en su manejo

De arriba abajo, tres de los nuevos servicios de contenidos Apple News, Snapchat Discover y Facebook Instant Articles en función de nuestros gustos y recomendaciones en esas redes sociales.
La era digital implica cambios en la manera de relacionarnos todos: las personas con las empresas e instituciones y viceversa. Es una mutación bidireccional donde generar confianza es clave para desarrollar dichas relaciones. Tenemos la idea y el objetivo de que este nuevo marco en el que nos estamos moviendo confluya hacia una vida que sea mejor, más justa; hacia unas empresas más eficientes, donde la tecnología de todos los procesos productivos y de los servicios, en definitiva, sean lo más sencillo y eficaz. Estamos en camino de esa Cuarta Revolución Industrial.
En todo este cambio la comunicación es eje clave del proceso y, además, parte afectada directamente como sector. Y es ahí donde me asaltan las dudas, no sólo en lo que afecta a mi ejercicio como profesional de la comunicación, si no, en definitiva, como ciudadana de a pie. De qué manera estamos siendo condicionados por el entorno online en nuestra percepción informativa y en la creación de nuestra realidad? ¿Somos realmente hoy día más libres para elegir? ¿Tenemos realmente un mayor acceso a fuentes para informarnos? ¿Esas fuentes cómo nos condicionan? ¿Cuál es el panorama al que nos dirigimos?
La comunicación es cada vez más fragmentada y a través de redes sociales y nuevos medios. Mis dudas (latentes ahí desde hace tiempo) son en el acceso real a una democratización del conocimiento y en la manipulación que directamente se ejerce por las características y uso de cada uno de los diversos canales digitales. Estas dudas me las ha vuelto a despertar estos días Luis Serrano con su post en el que plantea muchas preguntas bajo el paraguas de si ¿Es la comunicación un maná envenenado?
A lo cual respondo que sí, rotundamente es un maná muy envenenado, con el que hay que aprender sobre la marcha a manejarlo para poder asesorar, establecer y ejecutar las estrategias de comunicación más adecuadas a nuestros clientes, y, además, ya de manera personal, individual, para saber y ser conscientes de este nuevo marco en el que nos movemos, que yo lo defino como el espejismo de que somos más libres para elegir. Es mentira, creo que, en estos tiempos en que se nos llena la boca con la personalización y la transparencia, progresivamente la manipulación de las masas va a ir a más, creándose grandes diferencias entre colectivos de personas por el acceso a información y el uso del contenido. Sigue leyendo