Pedir disculpas sinceras, clave en gestión de la comunicación

El ejercicio de autocrítica y perdón pasa primero por reconocer los hechos desde la verdad. Ser éticamente responsables es hoy día imprescindible para gestionar una buena comunicación corporativa y reputación.

Comunicar más y mejor es uno de los retos de las organizaciones junto con ser éticos. La empresa Akagi y su ejemplo de pedir perdón nos lo recuerda.

Saber cómo pedir disculpas es clave para gestionar la imagen y reputación; para manejar riesgos y en situaciones de crisis. La empresa japonesa Akagi Nyugyo pidiendo perdón por haber incrementado el precio de un producto con un vídeo encabezado por su primer CEO es ejemplo del valor de la honestidad y hacer proactivamente una buena comunicación corporativa y prevención de comunicación de crisis.

Arriba, en el centro, Hideki Inoue, máximo CEO de  la compañía japonesa Akagi Nyugyo. En el centro, el famoso polo de soda «Gari Gari Kun» y momento de la reverencia en señal de perdón.

Será difícil que recuerde su nombre, pero su cara no se me va a olvidar en tiempo. El rostro serio del máximo CEO de una compañía japonesa que se presenta en vídeo mirando fijamente a la cámara, sin hablar, sin necesidad de mediar palabra, porque a veces no son necesarias, ya que la solemnidad del gesto en si de “dar la cara”, de ser él el primero en hacerlo, lo dice todo con el ejemplo. Ni ese primer plano que conforme se va ampliando muestra sus manos entrelazadas por delante y a su lado otras dos personas de rostro igualmente serio y con traje, que progresivamente van siendo otras muchas más conforme crece la apertura ascendente de la cámara. Hasta que el plano, suspendido en el aire, se detiene y nos muestra a un centenar de personas que al unísono hacen una reverencia en señal de pedir perdón… por haber subido el precio de sus productos.

Si algo nos cuesta a las personas, y por extensión a las organizaciones, empresas, marcas…, es pedir perdón y pedir disculpas. No es cuestión solo del hecho de verbalizarlo, de reconocerlo, si no de saber elegir el momento y la forma de hacerlo. Por ello me fascina aquellas sociedades en cuya cultura el sentido del respeto, del honor, de la honestidad, es un elemento relevante que impregna de manera colectiva a todas las actividades y personas. Mientras saltaba el asunto de los Papeles de Panamá copando los medios de comunicación y redes sociales (en este mapa de datos interactivo realizado por CantonDB se ve su magnitud), a la vez, como contrapunto al egoísmo avaricioso, a la mentira y a evadir capital, en Japón una empresa pedía disculpas por el incremento de 10 yenes (de 60 a 70) en un polo muy popular y de gran consumo llamado “Gari Gari Kun”, cuyo precio se había mantenido igual en los últimos 25 años. Puede parecer anecdótico, pero impresiona este gesto de máximo compromiso tanto con el consumidor como con la sociedad, con la comunidad. Sigue leyendo

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El efecto ‘gatekeepers’ en la gestión de la comunicación digital

Algoritmos, motores de búsqueda, canales digitales y redes sociales modifican y condicionan el acceso real a la información, nuestra respuesta y conocimiento

La gestión de riesgos y crisis en este nuevo escenario implica actuar en comunicación en estas vías para poder influir en su manejo

Los Gatekeepers, intermediarios de la información, condiciona el nuevo escenario de la comunicación digital y de la gestión del manejo de la comunicación antes riesgos y en situaciones de crisis. Apple, Google, Twitter, Facebook, Snapchat son plataformas y redes sociales que ya han presentado nuevos servicios que ofrecen contenidos en sus plataformas a quienes usan sus perfiles sociales. Algoritmos, motores de búsqueda, canales digitales y redes sociales modifican nuestro acceso real informativo, condicionan nuestra respuesta y el conocimiento que tenemos de la realidad. Un nuevo paradigma comunicativo en plena transformación digital que influye directamente en el trabajo de la consultoría de comunicación y gestión de crisis para el manejo de la imagen y reputación.

De arriba abajo, tres de los nuevos servicios de contenidos Apple News, Snapchat Discover y Facebook Instant Articles en función de nuestros gustos y recomendaciones en esas redes sociales.

La era digital implica cambios en la manera de relacionarnos todos: las personas con las empresas e instituciones y viceversa. Es una mutación bidireccional donde generar confianza es clave para desarrollar dichas relaciones. Tenemos la idea y el objetivo de que este nuevo marco en el que nos estamos moviendo confluya hacia una vida que sea mejor, más justa; hacia unas empresas más eficientes, donde la tecnología de todos los procesos productivos y de los servicios, en definitiva, sean lo más sencillo y eficaz. Estamos en camino de esa Cuarta Revolución Industrial.

En todo este cambio la comunicación es eje clave del proceso y, además, parte afectada directamente como sector. Y es ahí donde me asaltan las dudas, no sólo en lo que afecta a mi ejercicio como profesional de la comunicación, si no, en definitiva, como ciudadana de a pie. De qué manera estamos siendo condicionados por el entorno online en nuestra percepción informativa y en la creación de nuestra realidad? ¿Somos realmente hoy día más libres para elegir? ¿Tenemos realmente un mayor acceso a fuentes para informarnos? ¿Esas fuentes cómo nos condicionan? ¿Cuál es el panorama al que nos dirigimos?

La comunicación es cada vez más fragmentada y a través de redes sociales y nuevos medios. Mis dudas (latentes ahí desde hace tiempo) son en el acceso real a una democratización del conocimiento y en la manipulación que directamente se ejerce por las características y uso de cada uno de los diversos canales digitales. Estas dudas me las ha vuelto a despertar estos días Luis Serrano con su post en el que plantea muchas preguntas bajo el paraguas de si ¿Es la comunicación un maná envenenado?

A lo cual respondo que sí, rotundamente es un maná muy envenenado, con el que hay que aprender sobre la marcha a manejarlo para poder asesorar, establecer y ejecutar las estrategias de comunicación más adecuadas a nuestros clientes, y, además, ya de manera personal, individual, para saber y ser conscientes de este nuevo marco en el que nos movemos, que yo lo defino como el espejismo de que somos más libres para elegir. Es mentira, creo que, en estos tiempos en que se nos llena la boca con la personalización y la transparencia, progresivamente la manipulación de las masas va a ir a más, creándose grandes diferencias entre colectivos de personas por el acceso a información y el uso del contenido. Sigue leyendo