La red social vive inmersa en una crisis reputacional que ha minado la imagen y la confianza sus stakeholders y puesto en entredicho su credibilidad por la gestión de la privacidad de los datos de sus usuarios, su comportamiento y la sucesión de nuevos frentes abiertos como la discriminación en sus anuncios.
Que levante la mano quien no tenga abierta una cuenta de Facebook. Es la mayor red social del mundo con 2.320 millones de usuarios activos al mes en más de cien lenguas distintas y 7 millones de anunciantes. El 4 de febrero de 2004 Mark Zuckerberg, un estudiante de informática y psicología de la Universidad de Harvard, puso en funcionamiento «The Facebook», con sus compañeros Eduardo Saverin, Dustin Moskovitz y Chris Hughes. 15 años más tarde, es dueño también de Whatsapp e Instagram y Facebook vive la que para mí fue, sin duda, la crisis de reputación más relevante del 2018 (el año de los charlatanes) y entró en el 2019 con su imagen dañada y reducida la confianza de todos sus stakeholders, desde el usuario anónimo de la red social, al inversor, los medios de comunicación y las instituciones, pasando por los clientes de sus servicios: todo aquel que quiera anunciarse. Además, su negocio se ha visto afectado con sucesivas bajadas en bolsa, donde también ha hecho historia al vivir la mayor caída en un día del valor de la acción en el índice Nasdaq al conocerse el escándalo Cambrige Analytica, valiendo hoy un 24% menos que antes de la crisis. ¿Qué se puede aprender de la situación y gestión que hasta la fecha ha realizado la compañía?