Comunicar con los trabajadores implica un storytelling propio en el que participen y acciones que generen experiencias, emociones y espíritu de pertenencia con la organización
Lograr que un trabajador sea el principal embajador de una marca requiere una manifestación pública de ello, algo que sólo se consigue si hay compromiso
Hay una palabra objetivo que se repite en todos los planes estratégicos de comunicación corporativa externa e interna: engagement, que viene a reflejar que lo que se persigue es lograr una mayor ligazón con quien en cada caso sea el público objetivo. Lograr conectar, estrechar lazos de unión, de sintonía, crear vínculos, aumentar la implicación, convertirlos en fans de la organización, que se adhiera a sus valores, desarrollar su compromiso, que se sientan el orgullo de ser “uno de los nuestros” y no solo hablen bien de nosotros. ¿Por qué ese gran interés y cómo lograrlo cuando se trata de los empleados?
La razón está directamente ligada a la eficacia, al rendimiento y a retener el talento. Cuando el engagement es alto las personas nos sentimos mas felices, y se ha demostrado que así somos un 31% más productivos. Damos lo mejor de nosotros cuanto mayor es nuestra conexión. En definitiva, de lo que estamos hablando es de emociones y de cómo manejarlas y generarlas en ese entorno laboral para beneficio mutuo de ambas partes. Es innegable que vivimos tiempos de un acercamiento más emocional al abordaje de la gestión de los RRHH y al de la comunicación interna. Las empresas necesitan estar más cerca, ser más próximas con sus trabajadores y deben demostrar que sí, que es verdad que les interesan todas y cada una de las personas que con diferentes funciones allí trabajan. Pero el nivel no anda muy bien si tenemos en cuenta los datos del Estudio de Bienestar y Motivación de los empleados en Europa 2015 de Ipsos y Edenred.