Tres lecciones en comunicación de crisis ante el derrame de petróleo de Repsol en Perú

Sin anticipación y entrenamiento en comunicación de crisis tu reputación se verá más afectada ante una situación crítica.

La compañía Repsol pone en entredicho su licencia para operar y la confianza de su cadena de valor por la respuesta inicial en la gestión del desastre ambiental y económico de 10.396 barriles de petróleo vertidos en su refinería de La Pampilla.

Protestas en la sede de la refinería La Pampilla y en la sede de la compañía Repsol en Perú. Portada del diario La República / Fotos: Cris Bourouce AFP/File / AP

Anticipar, prevenir, planificar son tres verbos esenciales si se quiere estar preparado para gestionar riesgos y crisis de la manera más eficaz, tanto desde lo que corresponde a la parte técnica operacional como a la de su comunicación. Nunca me canso de insistir en ello, porque es un punto flaco en las organizaciones y empresas. No siempre se dedican los recursos necesarios para estar preparados en abordar una situación crítica donde la reputación está en juego. Tampoco hay que olvidar dos aspectos: en una crisis el ejercicio de la comunicación es transversal con toda la organización y con toda su cadena de valor (sus grupos de interés); y la planificación, aún siendo indispensable, no es garantía de éxito del manejo de la situación.

Por mucho que actualicemos mapas de riesgos, escenarios, protocolos de actuación y planes de mitigación – algo que es imprescindible tener-, su puesta en marcha llegado el momento crítico no va a ser tal cual como lo planificado. Son situaciones muy complejas. Se requiere de capacidad técnica y capacidad de liderazgo, flexibilidad y reacción en momentos de máxima tensión, que se adquiere con la experiencia de formaciones de simulación y haber vivido crisis.

El desastre ambiental por el vertido de petróleo de la refinería de Repsol La Pampilla, situada en las costas de La Ventanilla (Perú) y ocurrido el sábado 15 de enero, es un claro ejemplo de ello y también de lo que no debe hacerse cuando estalla una situación de crisis. Podemos aprender de lo ocurrido y cómo se gestionó inicialmente esta situación crítica medio ambiental por derramar 6.000 barriles de petróleo, equivale a 954.000 litros de petróleo, durante el proceso de descarga del crudo del buque Mare Dorium, iniciado el día anterior. El incidente ya afecta a 50 kilómetros del litoral peruano y se ha declarado el estado de emergencia ambiental.

Esa cifra de 6.000 barriles de petróleo es la dada por la compañía hasta hoy, cuando ha admitido que la magnitud del desastre del derrame es el doble de lo calculado y alcanza los 10.396 barriles (1,65 millones de litros) de crudo. El Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) ha señalado que Repsol ha incumplido los plazos de la primera serie de medidas dictadas para limpiar el desastre ambiental y advertido se expone a millonarias multas.

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